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Evaluación general de la intervención


En el libro Experiencia suicida: comprensión narrativa constructivista (páginas 137 a 145), se mencionan y describen algunos criterios generales para delimitar y evaluar la intervención, sugeridos por Rudd, Joiner y Rajab (2004): efectividad, centralidad, elementos que deberían evitarse, pertinencia del formato ambulatorio (versus hospitalización), aspectos del setting físico, garantías de acceso a tratamiento, tiempo entre crisis e intervención, duración del tratamiento, tasas de recaída, programas para las recaídas, y los posibles efectos de co-morbilidad. Además, en el libro se desarrollan cinco aspectos que consideramos relevantes: severidad, cronicidad y complejidad diagnóstica, recursos del paciente, la relevancia de la formulación de caso clínico, el despliegue de habilidades dialécticas por parte de los intervinientes, y la gestión de las acciones al interior del equipo profesional.
Para ajustar las técnicas, estrategias y objetivos de evaluación, en el libro se sugiere la organización del trabajo por parte del equipo en “etapas” de intervención:


Evaluación "de salida" o evaluación de resultados

La evaluación de la experiencia suicida es distinta de la predicción de la conducta suicida, siendo este último objetivo de alta dificultad. En el campo existe una controversia alta (dada por resultados contrapuestos de investigaciones) respecto a la posibilidad de detección (discriminación de sujetos) y predicción del comportamiento suicida (para más información, ver Large y cols, 2011; Mulder y cols, 2011; Nicola y cols, 2022; Ribeiro y cols, 2015; Whiting y Fazel, 2019).
La evaluación que se expone en el libro está restringida a la intervención terapéutica de la experiencia suicida y, no obstante esta comprensión podría generar insumos para heurísticos o instrumentos de screening, no está dentro de los objetivos del libro. La evaluación expuesta en el libro sí está orientada a las actividades clínicas, como la formulación de caso, intervención, corrección de acciones y registro de resultados. Estas actividades de evaluación deberían ser sensibles a seis tipos de cambio clínico, no excluyentes, que podrían resumirse en:

Referencias