Hemos planteado a lo largo del libro Experiencia Suicida: Comprensión Narrativo Constructivista una perspectiva no esencialista. Entre otros aspectos, como podrían ser el énfasis procesual de evaluación terapéutica, esto significa un tipo de epistemología en donde lo que es considerado una “cosa” (objeto) se estudia o comprende a través de las acciones de conocimiento involucradas y, más importante aún, de la relación de un individuo particular, con una historia única, con esa “cosa” (objeto). Una manera sencilla de comprender la construcción no esencialista de objetos es entender cada acción de conocimiento, cada “aplicación conceptual”, en una función de referencia. Esta definición implica que las acciones de conocimiento surgen en torno a una organización: son tanto acciones como “acciones referidas a”. Pongamos un ejemplo quizá extravagante, pero que puede resultar útil. Imaginemos la fagocitosis realizada por una célula, que llamaremos “fagocito”, en la que la correspondencia entre su membrana y cierto tipo de perturbaciones (moléculas, cambios eléctricos) induce el movimiento hacia su “presa”. Luego nuestro fagocito modifica su membrana citoplasmática, emitiendo pseudópodos, para rodear al objeto e introducirlo en algo similar a una cavidad o fagosoma, ahora en el interior celular, en donde la aplicación de lisosomas y otras moléculas permite degradar el cuerpo fagocitado. Por último, el fagocito deberá encargarse de expulsar los desechos que resulten inútiles o innecesarios. Estas acciones de conocimiento, a nivel celular, implican en un estado de salud un orden u organización específico. Nuestro fagocito no come cualquier cosa, discrimina entre partículas externas a las “internas”, entre partículas nuevas de partículas “viejas”, material desechable de otras células, etc. Esta computación de información, información definida internamente dados los parámetros específicos de la organización-fagocito, es un tipo de referencia. Comprender entonces que cada acción de conocimiento responde referencialmente a parámetros de orden específicos al individuo, es la noción clave desde esta perspectiva constructivista.
En una óptica narrativo constructivista, la tesis es que este orden referencial, al momento de estudiar el significado personal, puede ser caracterizado de forma narrativa: el diálogo, relación de integración, entre tres instancias o clases de referencia, son las que permiten configurar el significado. La narrativa requiere en primer lugar una entidad en un mundo o contexto, un actor o sujeto situado en algún lugar, construido de manera subjetiva. A esto lo denominaremos instancia de “Corporalidad - Mundo”. En segundo lugar, la narrativa requiere de una imagen respecto a ese actor o sujeto situado, un “quién”, instancia que llamaremos “Autoimagen”. Por último, se requiere una tercera instancia, que es aquel “otro subjetivo” respecto al cual se obtiene sentido. Esa instancia es denominada “Alteridad”.
Veamos otro ejemplo, esta vez el de un conjunto multicelular que fue bautizado con el nombre de “Tomás”. A diferencia de nuestro fagocito, cuya quimiotaxis puede explicarse respecto a referencias organizacionales sencillas (interno - externo, correspondencia de moléculas en su membrana y variaciones extra - membrana, distinción elemento invasor - amigo, etc.), en el caso del conjunto multicelular Tomás sus movimientos pueden explicarse respecto a referencias más complejas.
Tomás, dada su particular conformación de Corporalidad y Mundo (distinta a la mía, Tomás puede ver y escuchar distinto que yo, experimenta como novedosas situaciones que yo no, se activa físicamente distinto, etc.) se sorprende respecto a los truenos y relámpagos de una tormenta. Acto seguido se acerca a su padre, diciéndole que no se preocupe, que la tormenta ya va a terminar. Esta breve viñeta puede ser revisada en términos de arreglos bastante específicos a Tomás. Primero, los ordenamientos de Corporalidad - Mundo relacionados con la experiencia de la tormenta pueden integrarse con una Autoimagen de “estar en control” y de “proteger a otro”. Estos cambios y fluctuaciones corporales no son integrados a una representación de sí mismo como un ser vulnerable bajo amenaza, no se acerca a la figura paterna buscando protección, sino lo contrario, proteger. Segundo, las desactivaciones de discrepancia y novedad que representaron la experiencia de la tormenta, son integradas hacia la reducción de proximidad física con el padre, pero sin una integración explícita en Autoimagen. Tercero, tenemos la construcción de la Alteridad significativa, en esta experiencia en particular, como alguien que requiere protección, porque experimenta preocupación (de acuerdo a la perspectiva de Tomás), independiente de la opinión de su padre. La viñeta en ningún caso nos muestra que Tomás “tiene miedo” o que su padre realmente “tiene miedo”. Todo lo contrario, nos muestra cómo conceptos son integrados referencialmente para dar sustento a la experiencia, de forma narrativa, sin esencialismos.
El lector puede imaginar varios escenarios posibles en esta viñeta, y varias trayectorias evolutivas en el caso de que sea un prototipo importante en las relaciones significativas de Tomás. Lo importante en este caso son los arreglos narrativos específicos a Tomás, la manera en que se integran cambios en Corporalidad-Mundo, Autoimagen y Alteridad.
En esta comprensión, la construcción de una “cosa”, es decir, la integración de las referencias respecto a una aplicación conceptual, no es estática. Eso significa que las referencias cambian, son volubles, los arreglos narrativos pueden variar. Como se menciona en el libro, estos arreglos se comprenden a través de un principio de economía, en el sentido de que permite hacer coherentes experiencias evitando la utilización de un extenso despliegue de recursos o demasiados cambios de punto de vista sobre la experiencia. A veces es más fácil culpar el empedrado cuando tropezamos.
Para hablar de “referencia cruzada” debe ocurrir que la flexibilidad de integración se ve mermada. Esto corresponde a una apreciación cualitativa, y guarda relación con que, en la evaluación de proceso, una instancia parece “detenida” o “inmóvil”. Caminemos por ejemplo por una de esas trayectorias que imaginamos Tomás pudo seguir. Imaginemos que Tomás experimenta imaginaciones respecto a que su novia le sea infiel. Podría experimentar en Corporalidad oscilaciones que organizaría en la construcción de su pareja como alguien voluble, que necesita “guía” o indicaciones respecto a cómo vestirse, pero sus construcciones de Autoimagen no le permiten fácilmente integrarlas en términos de pedir ayuda, de representarse a sí mismo como vulnerable frente a su novia, etcétera. En este caso, podríamos caracterizar una dificultad en Autoimagen para integrar las referencias. Se logran integrar, pero con dificultad. Lo que Tomás y nosotros observamos es que en relación con este problema con la novia, las referencias a esa instancia parecen mostrarse más “estáticas”: “yo soy así… nunca he experimentado temor”, “no soy de esos hombres que piden ayuda”, “mejor me busco otra mujer, menos atractiva, para estar más seguro de la relación”, etcétera.
Entonces la noción de “referencia cruzada” es un heurístico, un esquema que se puede utilizar para investigar las dificultades de integración que la persona muestra al construir el significado. Esta perspectiva va un poco más allá del enfoque cognitivo clásico. El lector puede repasar los listados de pensamientos irracionales, errores de pensamiento o creencias irracionales que diversos autores han propuesto, y repensarlos en términos de estrategias de integración cuando se presentan detenciones en instancias de referencia. El paso siguiente es observar que, en esa perspectiva, las acciones terapéuticas no serán “correctivas”, sino que incluirán formatos de construcción y reconstrucción que promuevan integraciones narrativas más flexibles.
Para obtener referencias bibliográficas específicas a este enfoque, el lector puede revisar los siguientes artículos: