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Organización Conceptual

En una comprensión narrativo - constructivista, una de las actividades de formulación de caso consiste en caracterizar la organización de las aplicaciones conceptuales involucradas en el problema terapéutico. Esta caracterización puede realizarse a través de la valoración de tres grandes criterios:

  1. El grado de concreción - abstracción de las aplicaciones conceptuales, con especial atención a las aplicaciones más concretas involucradas en el problema terapéutico. Una aplicación conceptual abstracta es aquella que permite alternativas, se puede alternar con otras para la construcción de una experiencia temporal (retrospectiva y prospectiva), no está ligada con el aspecto sensorial de la experiencia, no se muestra inmediatista y rápida, etc. La formulación de caso debe atender a aquellas aplicaciones más concretas, irreversibles, con mayor dificultad de articulación y que puedan poner en riesgo la integridad de la persona y de otros.
  2. La centralidad - periferia de las aplicaciones conceptuales. En el tipo de enfoque que desarrolla el libro, la formulación de caso sugiere la identificación de las aplicaciones conceptuales que son centrales para el sujeto, distinguiéndolas de aquellas cuya modificación no se asocia a procesos de amenaza - clausura, a respuestas de estrés, ni involucren dolor o malestar personal.
  3. El grado de articulación - compartimentalización (también denominado “comprensión”) y de diferenciación (también denominado “demarcación”) de los conceptos aplicados en la experiencia problemática. Muy relacionado con la forma de estructurar el encuadre / setting, en la formulación de caso en necesario precisar si el problema terapéutico considera componentes disociados, si hay pérdida de centralidad operativa (la capacidad para mantener un sentido de agencia a través de aplicaciones específicas y efectivas), si la persona está respondiendo globalmente a amenazas de aplicaciones conceptuales periféricas, etc. Esta caracterización permite que el equipo de trabajo adecúe el encuadre y las estrategias de intervención.

Para una definición de formulación de caso general en una aproximación constructivista narrativa, el lector puede revisar el siguiente apunte externo sobre formulación de caso, o en su versión en pdf: Formulación de Caso

Abstracción - Concreción

Con el propósito de realizar la formulación de caso clínico y dirigir estratégicamente la intervención, el terapeuta puede ordenar las aplicaciones conceptuales en términos de la dimensión concreción - abstracción.
Para definir con claridad esta dimensión, en el libro Experiencia Suicida utilizamos la clásica formulación de Goldstein y Scheerer (1941; Harvey, Hunt y Schroder, 1961), de acuerdo a la cual una aplicación de conceptos de alta concreción implica:

Siguiendo este esquema, una aplicación conceptual más abstracta se caracteriza de forma contraria:


Esta caracterización inicial de la experiencia problemática permite “ubicar” y jerarquizar la aproximación en términos de cuáles son las aplicaciones más concretas. En este tipo de clínica, y como ocurre también en clínica de adicciones y con aquella más amplia que involucra la utilización del diagnóstico psiquiátrico de trastorno de personalidad de tipo límite, es importante enfocar en la formulación de caso clínico las aplicaciones más concretas, dado que incluyen acciones catastróficas (cuyas repercusiones pueden exceder las intenciones iniciales, fenómenos de cascada, etc.) y la probabilidad de irreversibilidad (por ejemplo, muerte, daños a la propia integridad física, a la de otros, etc.).
Además, en aquellas situaciones de demasiada concreción al inicio del apoyo terapéutico, por ejemplo en los casos en que la revivencia sea alta, la capacidad para construir temporalidad respecto a la experiencia problemática sea baja y las personas se sientan abrumadas e inundadas y eso dificulte el inicio del trabajo terapéutico, una caracterización inicial que especifique cuáles son los conceptos más concretos aplicados, permite entrenar aquellas aplicaciones necesarias para la formación del encuadre inicial de trabajo terapéutico.

Centralidad - Periferia

Junto con la abstracción - concreción, y con la articulación y diferenciación, otra manera de caracterizar la organización de los conceptos aplicados en el problema terapéutico es identificar cuáles son aplicaciones centrales y cuáles periféricas para el sistema identitario. Una aplicación de conceptos de alta centralidad es aquella de la cual no se puede prescindir sin atentar contra la mantención de un sentido de self, de continuidad, la aplicación es experimentada como inherente al sentido de viabilidad personal e interpersonal. Una aplicación conceptual de baja centralidad es aquella respecto a la cual un cambio no representa una amenaza (por incongruencia, por ejemplo) respecto a la posibilidad de continuidad.
El cambio de una aplicación de conceptos central no es simple, debido a que se puede articular con otros conceptos centrales y estos cambios pueden experimentarse con un sentido de amenaza (ver construcción de amenaza - estrés), en tanto impliquen dificultades para continuar experimentado aprobación, admisión personal e interpersonal. Por definición, en el estudio de la experiencia suicida el paciente y el terapeuta encontrarán que el foco terapéutico incluye aplicaciones de alta centralidad, y son estas aplicaciones conceptuales las que definirán en gran medida el foco de trabajo.
Respecto a estos criterios de caracterización, el lector puede reconocer la tradición de Mead, Cooley y James, y los posteriores McCall & Simmons, Stryker, y Rosenberg. En términos de estudio, sugerimos revisar la relación directa con la línea de estudio de los sistemas conceptuales (Harvey, Hunt y Scroder, 1961), los planteamientos generales de Fritz Heider (1958) y su más específica teoría del equilibrio, la teoría de la disonancia cognitiva de León Festinger (1957), el principio de congruencia de Osgood y Tannenbaum (1955), y el trabajo más actual de Anthony Greengwald (2013)

Articulación y diferenciación


“El pensamiento psicológico articula y diferencia a partir de un nexo general. La vida psíquica se concebirá como un nexo de funciones que conectan las partes constituyentes, que a su vez consta de sistemas específicos, cada uno de los cuales que presenta nuevas tareas para la psicología” (Dilthey, 1895/2010, 148).

Junto con las dimensiones de abstracción - concreción y de centralidad - periferia, otros dos criterios que pueden utilizarse para caracterizar inicialmente las aplicaciones conceptuales utilizadas en el foco terapéutico es el grado de articulación y diferenciación.
Una alta articulación significa que una aplicación co-varía con otras, se muestran “ligadas”. Una baja articulación implica que las articulaciones no parecen conectadas, no en términos de causalidad, sino en términos de frecuencia o correlación.
Muy relacionado con este criterio de caracterización organizacional, una alta diferenciación implica que las aplicaciones conceptuales muestran componentes distintivos, separados unos de los otros. El caso contrario implica un funcionamiento difuso, o una respuesta global (ver el trabajo de Kingsland & Greene, 1984 respecto a la caracterización del funcionamiento depresivo, por ejemplo).
El esquema presentado arriba muestra cuatro escenarios en términos de esta forma de caracterizar:


Para seguir estudiando estos temas, que son parte de un área de la psicología y psicología cognitivo - social denominada “teorías de consistencia” (una definición amplia que puede incluir desde Fritz Heider (1958), León Festinger (1957), Osgood y Tannenbaum (1955), y el trabajo más actual de Anthony Greengwald).
Además de estos autores, el lector puede revisar el trabajo clásico de Witkin (1965) y de Harvey, Hunt y Schroder (1961), junto con los artículos más actuales de Donahue et.al, (1993); Diehl, Hastings & Stanton (2001); Bigler, Neimeyer & Brown (2001); y Diehl & Hay (2007).

Referencias