Comprensión o
articulación. Al igual que los otros criterios, este también puede concebirse en términos dimensionales para caracterizar los cambios observados entre sesión u otros periodos de tiempo discretos. El criterio de comprensión alude al carácter conectivo de las aplicaciones conceptuales, cómo se articulan entre sí y cómo se conectan con aplicaciones de mayor concreción y de mayor abstracción. En un polo de la dimensión la experiencia estudiada se podrá caracterizar como altamente conectada, articulada, relacionada o “co-variante” con aplicaciones de mayor concreción y de mayor abstracción (por ejemplo, “fui a jugar fútbol porque me gusta, me llegó una invitación, tenía ganas, fui a la cancha y la pasé muy bien, pienso que es una buena manera de pasar el tiempo, sin alcohol u otras drogas, me hace bien en términos de salud”). En el otro polo, los cambios en periodos discretos de tiempo podrían mostrar una tendencia a una baja comprensión, esto significa poca articulación entre aplicaciones, o baja covariación con aplicaciones más concretas y abstractas (por ejemplo, “fui a jugar, pero no quería ir la verdad, me sentía como un títere, el resto la estaba pasando bien y yo quería llorar, no estoy seguro, por eso le pegué, pero no recuerdo bien, solo recuerdo que otros compañeros me estaban deteniendo y yo solo le que quería pegar a ese muchacho, luego me fui a comprar cerveza, no tenía ganas de tomar, no se por qué lo hice…”). En el segundo caso, los cambios pueden mostrar, para el paciente y el terapeuta, un ostensible aumento de rareza, extrañeza, cierta perspectiva caótica, etc.