Dificultades de integración narrativa y experiencia suicida

El libro aborda la relación entre dificultades de integración narrativa y la experiencia suicida. La noción de dificultad de integración alude a que la persona presenta problemas para integrar de forma más abstracta, con mayor alternativismo y de manera menos dolorosa, un conjunto discreto de aplicaciones conceptuales.
Desde este enfoque, luego de que el terapeuta y paciente han implementado y ejecutado una evaluación de los principales cambios en las aplicaciones conceptuales covariantes respecto al problema terapéutico (análisis gnoseológico), el terapeuta puede estudiar los arreglos narrativos que explican la experiencia suicida. Observará junto al paciente cuáles instancias se muestran “detenidas”, cuyas referencias no co-varían, se muestran “inmóviles” en la evaluación procesual. En este punto, la principal y más importante diferencia respecto a otros modelos de comprensión, es que el terapeuta puede distinguir entre la detención y los arreglos referenciales que la persona está utilizando para lograr integrar la experiencia (esta es la noción de instancia diferida o “referencia cruzada”).
Esta perspectiva permite realizar dos consideraciones (Díaz, 2022):

  • La percepción subjetiva de “entrampamiento”, entrapment o “sin escape” alude, desde la perspectiva del paciente, a una experiencia real de no lograr ver, experimentar, sentir una posibilidad de salir de la situación de forma viable. Esta subjetiva incapacidad dolorosa es el centro de la experiencia suicida. Una adecuada y pronta caracterización de ese núcleo permite intervenciones más cercanas y efectivas. Por supuesto, esto no es algo exclusivo de este enfoque, por el contrario: es parte de las acciones centrales en cada modelo de intervención en el área que haya mostrado buenos resultados (ver CAMS: Evaluación y manejo colaborativo de la suicidalidad, por ejemplo).
  • En este enfoque el terapeuta considerará no realizar una intervención sin antes considerar la hipótesis de referencia cruzada. Esto significa, en términos simples, no intervenir sin antes chequear junto al paciente si los procesos en cuestión representan formas de integrar detenciones en otras instancias. Esta visión integral y holista de la experiencia es central en nuestro enfoque. Por ejemplo, si una persona refiere sentirse “un fracaso constante”, junto al terapeuta pueden verificar qué construcciones de corporalidad-mundo y alteridad se integran en estas referencias.


El libro propone ejemplos, provenientes de la investigación en el área, de detenciones y dificultades de integración en cada una de estas instancias, y al mismo tiempo conecta estas formulaciones con viñetas clínicas que son abordadas durante todo el texto. Por supuesto, estos son algunos ejemplos entre muchas posibilidades, por lo que terapeuta y paciente deben estar orientados a mantener una cercanía con el caso específico, cada situación específica, una aproximación respetuosa y cercana a la experiencia del paciente.

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