Los antecedentes de este modelo se pueden rastrear a través de dos líneas de investigación: una proveniente de la aplicación de modelos etológicos y de psicología comparada y la otra proveniente de la extensión del trabajo de Baumeister.
La primera comienza con John Paul Scott (genética conductual y psicología comparada), conocido por su investigación del desarrollo del comportamiento social, particularmente la agresión. Scott acuña el concepto de “comportamiento agonístico” (1951), para señalar a aquellas conductas relacionadas con la expresión de agresión, que incluye amenazas, repliegues, agresión, conciliación y escape. La noción de comportamiento agonístico es más amplia que solo la expresión agresiva, e incluye tres componentes: amenaza, agresión y sumisión. La expresión más común de estos comportamientos, que usualmente se muestran en cadena, no incluye una batalla hasta la muerte, sino el despliegue de amenazas que permiten la ubicación dentro de ciertos rangos sociales. Estos trabajos son sintetizados por Konrad Lorenz (1981), bajo el término “Ritualistic Agonistic Behaviour” (comportamiento ritualista agonístico, RAB).
Luego es John S. Price quien toma la noción de RAB junto con la tesis de Thorleif Schjelderup-Ebbe(noruego, zoología y psicología comparada) respecto al pecking order (la observación de que los animales se organizan en términos de jerarquías sociales para realizar comportamientos como el de alimentación o reproducción, entre otros), para explicar el comportamiento depresivo (Price, 1969, 1972; Price & Sloman, 1987). Posteriormente esta aplicación también es investigada y desarrollada por Paul Gilbert durante la década de los 80 para explicar la depresión (Gilbert, 1992; Gilbert, Allan & Trent, 1995; Gilbert & Allan, 1998). Desde esta línea surge la analogía de la depresión como una forma exacerbada del comportamiento de arrested flight o “vuelo detenido”. Esta noción, descrita por Scott, Price y Gilbert bajo distintas apreciaciones, alude a la reacción que tienen los animales cuando, en una interacción agonista, se ven derrotados y sin escapatoria. Los animales tienden a inhibir cualquier tipo de comportamiento que incite el ataque opositor, mostrando cambios fisiológicos y observables de sumisión. Scott lo observó en ratones, que al verse incapacitados de escapar se ponían de espalda con las patas abiertas (1951). Price (1972) llevó la analogía a que cuando el paciente depresivo comunica a otros frases como “no sirvo de nada” o “mi vida es inútil”, está emitiendo comportamientos sociales, señales, que son similares a las que los animales emiten en el fenómeno de “escape detenido” o “vuelo detenido”.
La segunda línea antecedente guarda relación el trabajo de Baumeister (1990). El propuso entender el suicidio como un escape de uno mismo., en cierta manera de forma similar a lo planteado por Baechler. Para Baumeister, el suicidio era el paso final de una serie de seis eslabones de una cadena. Primero, la persona experimenta una discrepancia significativa con sus propias expectativas. Luego, hay una atribución interna de la culpa. El tercer paso es un incremento en la autoconciencia negativa (o paso de “autoconciencia aversiva”), lo que implica un cambio brusco e intenso en el autoconcepto. El cuarto paso es el incremento en el afecto negativo, dados los sentimientos de insuficiencia, culpa e incompetencia. El aumento del afecto negativo conlleva al quinto paso, que es un gradual detrimento de las funciones de afrontamiento, una “deconstrucción cognitiva”. El último paso, luego de este detrimento en las funciones cognitivas, es el de desinhibición, en donde el comportamiento suicida puede adquirir un formato volitivo.
La hipótesis del llanto o grito de dolor (Pollock & Williams, 2001; Williams, 19971) es un modelo de comportamiento suicida que amplía la teoría del escape (Baumeister, 1990) y el de “arrested flight” o escape detenido (Gilbert & Allan, 1998).
El modelo “Cry of Pain” proporciona un marco biopsicosocial para entender el comportamiento suicida. Su objetivo es explorar y describir múltiples factores sociales y cognitivos que median la relación entre factores estresantes y el comportamiento suicida. Hay seis componentes clave del modelo “Cry of Pain” que pueden identificarse:
El modelo señala tres componentes que son claves (en el esquema de más arriba, los cuadrados de texto de color más azul): derrota, entrapment o atrapamiento, y ausencia percibida de factores de rescate. De acuerdo a este modelo, desarrollado por Williams (1997) y Pollock (Pollock & Williams, 2001), cuando estos tres componentes están presentes, hacen que se active el guion de impotencia “mediado biológicamente” (Williams Y Pollock, 2001,). Si alguien actúa o no respecto a esta activación, dependerá de otros factores, como la disponibilidad de medios, modelado, etc.
En un estudio realizado para probar directamente este modelo, estos tres aspectos (derrota, la falta de escape o entrapment y la ausencia de factores de rescate) fueron fuertemente implicados en el comportamiento suicida (O'Connor, 2003).